🎯 #ImagenYLiderazgo |La mortandad masiva de elefantes marinos en Georgia del Sur encendió las alertas internacionales luego de que el Servicio Antártico Británico confirmara que casi la mitad de las hembras reproductoras murió entre 2022 y 2024 por el virus H5N1. El brote, introducido por aves migratorias, provocó más de 50 mil decesos y una propagación “rápida y devastadora” entre las colonias.

La variante 2.3.4.4b del virus, detectada originalmente en granjas chinas de gansos, mostró una capacidad de salto entre especies sin precedentes, transmitiéndose por vía aérea entre los mamíferos marinos y afectando principalmente a ejemplares adultos en etapa fértil. La magnitud del brote no solo representa una pérdida biológica, sino una alteración profunda en la cadena ecológica de la región.

El impacto también se ha observado en otros puntos del continente: en 2023, la península Valdés, en Argentina, registró una mortalidad superior al 95% en crías de elefantes marinos, evidenciando un patrón de colapso poblacional que preocupa a científicos y virólogos. La desaparición de cadáveres en el mar dificulta el monitoreo total, pero el escenario epidemiológico reafirma temores sobre la adaptación de virus aviares altamente patógenos en mamíferos.

Expertos advierten que esta crisis funciona como un “termómetro de futuro”, señalando que los patógenos podrían alterar de forma irreversible ecosistemas enteros si no se fortalecen las estrategias globales de vigilancia y contención.

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